Transportistas y COVID-19. Cómo minimizar riesgos.

La crisis sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19 ha afectado de una forma muy directa y diversa al sector del transporte. El hecho de que haya habido restricciones de movilidad e incluso cierre de fronteras, originando un importante patrón en las transacciones internacionales, ha provocado sin embargo que se haya impulsado el comercio electrónico y, con ello, toda actividad relacionada con la logística de transporte.

A resultas de ello, el colectivo de transportistas ha tomado un papel protagonista e indispensable durante el periodo de confinamiento, al ser los artífices de un suficiente abastecimiento de productos de primera necesidad a la población.

El hecho de haber continuado con la actividad en los momentos mas duros de la pandemia, y el contacto con otros profesionales, también ha tenido consecuencias en cuanto a un incremento del riesgo de contagio para los trabajadores de este sector.

De ahí que en este artículo nos centremos en comentar las medidas recogidas por las “Directrices de Buenas Prácticas en Centros Logísticos y Almacenes con medidas para la prevención de contagios por la COVID-19″, publicada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo y el Ministerio de Sanidad.

En primer lugar, es ineludible la coordinación en materia de seguridad frente a la COVID-19, en aras de un total conocimiento por parte de los trabajadores del transporte de las normas y protocolos para un cumplimiento estricto.

En espacios cerrados, como almacenes o grandes naves dedicadas a la logística, donde existe más concentración de personal, es recomendable una política de información basada en la visibilidad de las normas a través de carteles y mensajes a través de megafonía que refuercen el cumplimiento de los protocolos.

En el caso de transportistas autónomos, deben comunicar a las empresas para las que realiza trabajos sus protocolos de seguridad, así como una fijación de días y horas de carga y descarga para así organizar dichas zonas con el objetivo de que haya el menor número posible de personas en ellas. Se debe elegir además, en la medida de lo posible una zona que permita respetar la distancia de seguridad de 1,5 metros entre el transportista y el personal de almacén.

A fin de evitar al máximo el contacto en las zonas de carga y descarga, se recomienda también el envío de albaranes o cualquier otro tipo de documentos por medios electrónicos.

Por último, lo más obvio. La limpieza y desinfección de estas zonas compartidas debe ser exhaustiva, así como las señalizaciones en relación a los desplazamientos del personal para evitar al máximo el contacto.

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