Fumar al volante. Peligroso aunque permitido, de momento
Las distracciones al volante siguen siendo una de las principales causas de accidentes. Entre ellas, la utilización del móvil es la más usual y la que más sanciones ocasiona. De hecho, desde la DGT se contempla la posibilidad de que se puedan restar hasta 6 puntos en el carnet para tratar de erradicar esta práctica al volante.
Existe otra conducta que pese a no estar prohibida, también constituye otro factor de riesgo: Fumar conduciendo. Como acabamos de comentar, no se trata de ninguna infracción, pero tampoco debemos obviar el hecho comprobado de que el simple hecho de encender un cigarrillo provoca conducir a ciegas durante un trayecto superior a los 100 metros, con el peligro que conlleva. Y esto es solo el acto de encenderlo. Si sumamos además todos los movimientos que conlleva sacar el cigarrillo, fumar, echar ceniza en el cenicero y apagarlo, es evidente que constituye una distracción que puede ser peligrosa, aunque el fumador tenga normalizados todos estos actos, y los lleve a cabo de manera casi inconsciente.
Existen estudios que demuestran que el consumo de tabaco durante la conducción aumenta hasta en 1,5 veces el riesgo de tener un accidente. Mientras un conductor está fumando se llevan a cabo de manera inconsciente movimientos o situaciones que incrementan el riesgo: la forma de sujetar el volante, el cambio de marchas o la reacción ante cualquier imprevisto no se llevan a cabo de igual manera que cuando estamos centrados solamente en la conducción.
En los estudios llevados a cabo respecto al riesgo al volante de fumadores respecto a no fumadores, curiosamente, las estadísticas dicen que los fumadores tiene más riesgo de tener accidentes, incluso aunque no fumen mientras conducen.
A todo lo comentado, debemos sumar el efecto sobre la visibilidad del humo dentro del vehículo, que además se multiplica si hay más de una persona fumando dentro del coche. También hay que añadir que al fumar, se produce un incremento en nuestro cuerpo en la concentración de la proteína carboxihemoglobina, que afecta tanto a la visión, a la destreza e incluso a los reflejos del conductor fumador.
Con todo, no hay datos que permitan estimar qué porcentaje de las distracciones al volante son atribuibles al consumo de tabaco. De ahí que de momento, aún no se esté planteando la posibilidad de prohibir fumar al volante por parte de la DGT.