Las luces del coche. ¿Cuándo usarlas y para qué?

Nos encontramos inmersos en la época del año en la que las horas de luz son pocas, y además, en la que la lluvia y la nieve son protagonistas en no pocas ocasiones. Por tanto, es en esta época cuando más se usan las luces de nuestro coche. Un elemento fundamental a la hora de ver y ser vistos.

Los sistemas de iluminación de un vehículo son piezas básicas en nuestra seguridad y la de los demás. Es vital conocer bien cómo funcionan y sobre todo cuándo usar cada una de ellas.

Por supuesto, su mantenimiento es también muy importante para evitar imprevistos y posibles sanciones. También es imprescindible regular la altura de los faros para no deslumbrar a otros conductores, como suele ocurrir, por ejemplo, cuando nuestro coche va demasiado cargado.

Pasemos entonces a repasar brevemente los tipos de luces de nuestro vehículo:

Luz de Posición: Es una luz que no ilumina. Simplemente señaliza las dimensiones de nuestro coche.

Luces de emergencia: Cuando se acciona, se ponen en funcionamiento los cuatro intermitentes. Se debe utilizar cuando podamos suponer un riesgo para otros vehículos.

Intermitentes: Se utilizan para avisar de cambios de dirección.

Marcha atrás: De color blanco, indica cuándo estamos iniciando una maniobra marcha atrás. También se llaman luces de estacionamiento, ya que se utilizan sobre todo para estacionar.

Luz de Cruce: Es la popularmente llamada luz “Corta”. Se usa siempre por la noche o en situaciones de poca visibilidad de día (lluvia, niebla, túneles…).

Aunque no es obligatorio, se aconseja circular con la luz de cruce encendida incluso de día, ya que nos hace más visible.

Luz de carretera: Es también conocida como la luz “Larga”. Se usa principalmente en carreteras mal iluminadas por su largo alcance, si bien hay que tener la precaución de quitarlas siempre que tengamos un coche delante o cuando nos crucemos con otros vehículos para evitar deslumbrarles.

Antiniebla: Luces que se utilizan en condiciones de poca visibilidad, no necesariamente en situaciones de niebla. Basta que con la iluminación de la luz de cruce o la de carretera no sean suficientes. En este caso, las antiniebla delanteras nos ayudan a ver y las traseras ayudan a que nos vean.